Un piano, una guitarra y Rufus. No hizo falta nada más en el concierto al que acabo de asistir en el Auditorio de Tenerife.
Como tantas otras veces, asistí por la simple curiosidad de ver a un artista muy nombrado pero que personalmente había escuchado muy poco por no decir nada, y no me defraudó, y por los comentarios de los asistentes, no me equivoco. Si me preguntaran que adjetivos le pondría al concierto, yo diría que sobrio, tranquilo y muy humano. Desde mi punto de vista Wainwright es un gran cantante, y daba la impresión que se sentía muy bien sobre el escenario. No podría decir si cantó muchas o pocas canciones conocidas, porque mentiría, sólo puedo decir que cantó la que conocía que pertenece a la BSO de Shrek, "Hallelujah". Dos horas de actuación incluyendo bises. Y como anécdota, las "charlas" de Rufus con el público entre canción y canción, de la que destacaría la primera en la que decía que estaba muerto ya que llegó esta mañana de Nueva York con parada en Madrid, y que se disculpaba porque no sabía donde estaba Canarias, que nunca había oido hablar de esta tierra, en tono de broma dijo que pensaba que habían secuestrado el avión y lo llevaban a otra parte, y que lo peor de todo, según él...la comida de Iberia.