Anoche cerré los ojos y cuando los abrí esta mañana ya no estaba, había desaparecido. Imagino que desapareció para mejor, para moverse por otro camino, aprendiendo cosas nuevas, buenas y malas. Se fue volando, rozando el cielo, se fue lejos, donde no la puedo ver, ni me puede oir cuando la llame gritando, pero se que estará ahí, al igual que sabe que cuando quiera sólo tiene que dar una señal para tenerme.
Nos rodea el agua, pero sabemos nadar para encontrarnos. No sé cuanto tiempo pasará sin tener junto a mi esa complicidad, esa mirada, esa risa, pero no estará, pero para bien, para tener toda lo que se merece y toda esa suerte que a veces le ha sido esquiva.
No hace falta tocarla, ni mirarla para que sepa que la quiero mucho, con cerrar los ojos y pensar fuerte...plim....conectados.
Mucha suerte enana, nos vemos a la vuelta.
Te quiero mucho.
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